La semana
pasada fui a ver Brick, la obra de teatro escrita y dirigida por Camila Fabbri
y protagonizada por Mario Sala, Bruno Campos y Julián Infantino. Y como volví a
mi casa con muchas ganas de recomendarla, y, al mismo tiempo, me parecía que la
obra se merecía algo más que un simple “¡andá a verla, no te la pierdas!”,
decidí, aprovechando este blog, hacerle una entrevista a Camila sobre el germen
de Brick y algunas otras cosas que fueran surgiendo. El resultado se puede leer
acá abajo:
(Brick se
da los viernes a las 22 hs. en Granate Espacio Teatral, Álvarez Thomas 1529.
Reservas al 4551-8068)
-Brick cuenta algunos días en la vida de tres
hombres, tres obreros (Jaime, Javier y Toni), que se conocen cuando se
presentan a trabajar en una obra, en un lugar alejado de la ciudad, pero lo que
terminan construyendo, más que un edificio, es una relación entre ellos, una
relación, podría decirse, con tintes eróticos o amorosos. ¿Cómo surgió la idea
de la obra?
-La idea
de la obra surgió, de verdad, cuando pasé un día caminando por una obra en
construcción y se habían olvidado el portón abierto. Las obras en construcción
se particularizan por tener siempre los portones cerrados, cosa que uno tenga
que adivinar qué pasa adentro. Bueno, justo este día me pasó todo lo contrario:
pasé por ahí y puerta abierta. Vi todo. Era muy extraño, y encima,
además...sonaba un bolero que salía de una radio. Ahí se armó un mundo.
-¿Y en ese momento salió la historia? ¿O sólo la
idea del escenario para contar una historia?
-Fue la
primera imagen. A partir de ahí vinieron miles de otras... Lo importante es
llegar a la primera. Que no es una idea, es una imagen. Y eso es mucho más
poderoso a veces.
-Claro, es una sensación. ¿Y cómo fue el proceso
de la escritura?
-La
escribí en el 2009. Hice taller-clínica con Romina Paula, y mis compañeros del
taller en ese entones. Y la terminé de escribir ese año. Y después empecé a
hacerla circular. Me mataba la ansiedad.
-¿Mientras la escribías ya sabías que la ibas a
dirigir? ¿Ibas proyectando esa posibilidad?
-Sí. No me
imaginé nunca que otro agarrase el material y lo dirigiera. Un egoísmo tremendo
respecto a eso. Pero creo que defiendo la idea de que el autor debería dirigir
sus materiales siempre que pueda.
-¿Pero tenías idea ya de dirección? ¿O eran sólo
ansias?
-Tenía
algunas ideas respecto a la puesta, a las formas de los actores, el espacio. Y
además el texto ya de por si tenía un orden. No tenía mucha idea de dirección y
fue mi primera experiencia. Llena de ansiedad, sí. Como las primeras veces de
las primeras cosas.
-Supongo que mientras uno escribe una obra tiene
una idea en la cabeza de cómo se verá finalmente, cuando se ponga en escena. ¿Esa
imagen que tenías es muy similar al resultado final? ¿O fue sufriendo muchas
modificaciones?
-No
realmente. Es difícil saberlo. En el momento de escribir hay muchas imágenes
que son más cinematográficas, o de sueño, pero que no serán así en la puesta.
Hay algo más ideal en el proceso de escritura. Después eso baja, y una vez que
están los cuerpos de los actores (en este caso estos tres tipos) todo se va
contagiando un poco de eso también. Y la cosa se pone más seria, o incluso un
poco menos ingenua que esa
idea tan sensible...o frágil, que surgía en la escritura.
-Claro. Y hablando de "estos tres
tipos", contame cómo fue meterte en la piel de esas personas de otro sexo
que el tuyo y de otras generaciones (uno tiene 22, como vos, pero los otros son
un treintañero y un cincuentón). Contame lo que quieras sobre la creación de
esos personajes.
-Con los
personajes fue muy divertido el trabajo. Quizás fue una de las cosas más
divertidas de todo el proceso. Les hice ver materiales de algunos actores en
particular, a cada uno de ellos. Mario Sala, el más grande, que hace de Jaime
en la obra, tuvo que ver toda la producción actoral de Clint Eastwood. Para mí,
Mario el actor, tiene algo de Clint...y algo de esa energía tenía que tener el
personaje. Después Toni Claudio, vio muchos capítulos de Six Feet Under. Quería
que observase mucho al personaje que hace Michael C. Hall (David Fisher), que es
un tipo homosexual, no estereotipado, y extremadamente sensible. David Fisher
podría haber besado paredes en Six Feet Under, igual que Toni de Brick. Por último
Julián, que hace le personaje de Javier, el más pequeño de los tres. Para mí el
en su naturaleza tiene una belleza "galanera" y al mismo tiempo,
tiene algo muy infantil. De nene que no creció todavía, que está en proceso.
Esas dos ideas conviven en la imagen de Lolita, de Vladimir Nabokov. Julián vio
las dos películas de Lolita que se hicieron y también consumió mucho Marlon
Brando...de joven...para entusiasmarse con su personaje. Cuando estrenamos por
primera vez, le regalé a cada uno un portarretratos con la foto de cada
actor-personaje que habían estado observando. Un portarretratos con David
Fisher, otro con Marlon Brando y otro con Clint.
-Hace poco me dijiste o te escuché decir que los
actores te decían que dirigiéndolos eras "severa", o algo así. ¿Sos
severa?
-Ja. No
soy severa, pero me dicen que me hago escuchar. Y que si es necesario, me
peleo. No sé, yo todavía no me percibo así. Habrá que hacerles caso. Igualmente
son tres tipos en contra mío. Qué puedo decir…
-Antes hablabas de la pared. Una gran pared de
ladrillos con la que Toni tiene una relación especial. Algo que me llamó la
atención cuando vi la obra es que esa pared es una pared del teatro donde se
da. Es decir, no es escenografía. ¿Esto fue casualidad?
-Tuvimos
suerte de encontrar una pared de ladrillo. Aunque si no hubiese sido de
ladrillo, la obra podía funcionar igual. Lo importante era más que nada ese
erotismo con la pared.
-Hablando de ese erotismo, y de la relación
entre los personajes, algo que me gustó de la obra es cómo está resuelto el
paso del tiempo. Hay (al menos así lo vi yo) muchas elipsis. Pareciera que no
se cuenta todo explícitamente, que hay espacios que el espectador tendría que
llenar. Esto tal vez tenga que ver de alguna manera con que ellos, los tres,
deben tomar una medicación que evita que pierdan la memoria…
-Sí, ellos
toman una medicación para no oxidarse. Un antioxidante que funciona para la
mala memoria. Se olvidan de que son hombres, de alguna manera. O dejan de lado
lo rígido de la masculinidad del obrero, que está visto que debe ser así. Al
mismo tiempo, no quería tratar tanto el tema de la mediación. Pensé que era
interesante fuera una particularidad en común de los tres y nada más. Una
recontra casualidad puesta completamente a propósito ahí.
-Decime qué le dirías a la gente para que vaya a
ver Brick si vos no fueras la autora ni directora.
-Les diría
que vayan a ver un rato a tres galancetes y a escuchar unos buenos boleros y
canciones de Sandro, de Violeta Rivas, de Roberto Carlos. Además de miles de
cosas más que se me irían ocurriendo...
-Una última pregunta: ¿qué hacés durante la
obra? ¿podés disfrutar ese momento o estás un poco tensa?
-Estoy muy
tensa siempre. Nunca es un momento demasiado grato. Uno hace estas cosas para
sufrir. Dulcemente. Pero para sufrir igual.
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