31 de marzo de 2008

Esta mañana Hernán Brienza me mandó un mail con algunas preguntas (1¿Cómo ves el conflicto entre el gobierno y el campo? 2 ¿Por qué la necesidad de firmar la carta? 3 ¿Cuál es el alcance de la carta firmada? 4 ¿Por qué firmaste vos en particular?) para una nota que está escribiendo sobre la "carta abierta de los jóvenes escritores sobre el campo" y que parece que va a salir mañana en el diario Crítica. Para ser más claro y –conociendo los pormenores del periodismo– alivianarle la tarea, yo decidí mandárselas por escrito, pero parece que eso provocó que mis opiniones no llegaran en horario para el cierre. Así que para que tanto esfuerzo –y el faltazo al Banco para cobrar un cheque que me tuve que pegar– sirva de algo, transcribo acá el texto que le mandé como respuesta:

-Partiendo de la certeza de que el gobierno no es tan popular como se autoproclama ni que todos los sectores que están en huelga son tan oligarcas como se dice, en esta pulseada tomo posición en contra del paro por dos motivos. Por un lado, porque la del aumento de las retenciones –más allá de las injusticias menores que pueda traer aparejadas– es una medida necesaria que apunta, aunque sea tímidamente, a una redistribución más equitativa de la renta. Y por otro lado porque el paro, además de ser autoritario, perjudica en forma directa al resto de la sociedad a través del desabastecimiento y de la inflación que produce. Con esta medida abusiva los pequeños productores, asociados a los grandes terratenientes, se enfrentan a la población que, en otras circunstancias, debería apoyarlos.

-Me resulta difícil calcular el alcance de la nota firmada. Tuvo alguna repercusión en cierto circuito de blogs, y el hecho de que se haga esta nota demuestra que también en algún sector del periodismo. La carta nos sirvió, a un grupo de los adherentes, para debatir puntos de vista entre nosotros y plantearnos la posibilidad de algún otro tipo de intervención. Está claro que ninguno de los firmantes piensa que la carta va a provocar grietas en algún plan, y que ninguna de nuestras firmas sirve como para que se hable masivamente de ella. Pero me parece una forma de fijar posición tan válida –y un poco más útil y reflexiva– que la de salir a cacerolear –o a contracacerolear, en este caso.


-Más allá del conflicto puntual, lo que más me interesa es la pelea dialéctica en que ciertos sectores –ajenos al problema original– lo contextualizan. Lo más interesante es el debate ideológico y la tensión que se da entre las dos posiciones. Está claro que mucho de los motes con que los sectores reaccionarios califican a los Kirchner ("montoneros", "setentistas", "revanchistas") son producto menos de las medidas del gobierno que de su retórica. Y por eso me desagrada tanto el cacerolazo de Barrio Norte, al que podría entender si este fuera un gobierno revolucionario que perjudicara a las clases altas. Pero lo que entraña el cacerolazo es un odio histórico al peronismo y a todo lo que, aunque sea en su discurso, aparente ser popular. El término "gorila", lejos de sonar anacrónico, hoy está más vigente que nunca. Los que salieron a la calle son los sectores neoliberales que aprovechan el problema de la inflación para criticar al gobierno pero que al mismo tiempo se quejan de la intervención del Estado y de las retenciones que permiten que acá la carne no se venda al mismo precio que en Europa. Por todo eso adherí a la carta, en protesta contra los sectores que añoran el olor a betún, que se la pasan hablando de "este país" pero que nunca cruzaron la avenida Rivadavia y que, cada vez que ven a un tipo transpirado del conurbano –como el martes pasado en la Plaza de Mayo– huyen despavoridos como si hubieran visto un monstruo.

30 de marzo de 2008

Ante el desabastecimiento...

... de frutas y verduras producido por el lockout del agro, las plantas de mi balcón ya empezaron a producir:




27 de marzo de 2008

Carta sobre el paro del campo

Buenos Aires, 27 de marzo del 2008

En el marco de un conflicto que afecta a toda la sociedad y entendiendo que, más allá de matices, errores y equívocos, lo que se trasluce hoy es la pugna entre dos modelos políticos, económicos y sociales de acumulación, los que firman abajo entienden que un paro de esta intensidad y por tiempo indeterminado es comprensible en momentos de apremio, por una muerte, por un hecho que acorrala y empuja a la defensa. No lo es por el deseo de ganar más o reformular un impuesto. El paro por tiempo indeterminado es una de las últimas armas de la acción política. Cuando no hay urgencias, la salida natural debería ser el diálogo.

Con ánimo de promover el debate y no de clausurarlo, entendiendo que esta situación perjudica a todos los argentinos, sabiendo que nuestra voz es muy pobre frente a los hechos de la realidad, pero aún así con ganas de fijar una posición, por este medio, los que firmamos queremos dejar en claro que entendemos el paro que llevan a cabo las instituciones agremiadas a la actividad agrícola-ganadera como una medida desmesurada, abusiva y completamente injustificada. Y si sabemos que no se debe tratar de la misma manera a los grandes grupos y a los pequeños productores, queremos revindicar las políticas de retenciones sobre estos sectores de la economía, en tanto son políticas de redistribución positiva de la renta: necesarias, inclusivas e históricamente nucleares del proceso de desarrollo de la República Argentina.

Diego Vecino, Patricio Erb, Juan Terranova, Ignacio Maciel, Sebastián Morfes, Celia Dosio, Carlos Godoy, Diego Sánchez, Agustin J. Valle, Gabriela Vulcano, Mercedes Halfon, Juan Pablo Lafosse, Luciano Lamberti, Emma Peel, Fernanda Nicolini, Marina Mariasch, Blanca Soledad Fernández, Juan Manuel Strassburger, Juan Incardona, Carlos Romero. Facundo Di Genova, Graciela Esperanza, Marcelo Cohen, Alejandro López Mella, Cecilia Di Genaro, Florencia Abbate, Mariana Enriquez Ledesma, Rodolfo Palacios, Alejandro Canepa, Pablo Plotkin, Sol Prieto, Alejandro Caravario, Juan Pablo Correa, Clara Muschietti, Fernanda Gonzalez, Martín Sevrelli, Oliverio Coelho, Ignacio Molina, Fernando Lema, Lucas Olivera, Nina Nicolini, David Wapner, Ana Camusso, Raúl Arcomano


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26 de marzo de 2008

Como si hubieran visto un monstruo

Salí de la oficina en Barrio Norte y empecé a escuchar el ruido del aluminio. Lo raro es que no se veía gente por ningún lado, ni siquiera en los balcones. Sólo después de caminar una cuadra vi a dos chicas, vestidas de camareras, que le daban con cucharas a un par de Essen. Con Fausto en los hombros me acerqué a preguntarles a qué se debía el cacerolazo. Por el ruido ninguna de las dos me entendió. Repetí la pregunta, y una de ellas me respondió con acento extranjero:

–Enconuntaroun a un desaparecidou –me dijo muy convencida, sin dejar de golpear. Yo me quedé unos segundos mudo.

–¿Encontraron un desaparecido, me dijiste?

–Sí.


Crucé Arenales pensando en que nunca se me hubiera ocurrido una respuesta más delirante. La mina seguía haciendo ruido sin tener ni la más remota idea de por qué lo estaba haciendo. Supongo que muchos de los casos habrán sido parecidos: “Che, qué carajo es ese ruido”, “creo que por la inflación”, “buenísimo, pasame la cacerola”. En la siguiente cuadra, un peluquero le daba con un palo a un poste de luz en la vereda de su local. Le pregunté lo mismo que a la extranjera.

–Por el campo –me dijo.

–¿A favor o en contra del campo?

–A favor –me dijo después de dudar un segundo, no del todo convencido.

Me pareció que esa respuesta era casi tan delirante como la de la moza. Seguí caminando hacia la parada del 39 de Marcelo T. Del otro lado de Santa Fe ya casi no se escuchaba nada, sólo algún ruido disperso. Durante el viaje Fausto se hizo pis, me mojó el pantalón y la remera, y tuve que dejar de pensar en el asunto. Se ve que le había puesto mal el pañal.

*


En Crónica TV, cuando llegué a mi casa, una señora caminaba hacia la Plaza de Mayo por Diagonal (Norte, claro) y le gritaba a la cámara con los brazos abiertos: “el gobierno monto nos hizo creer que esta era la plaza de los desaparecidos y de los zurdos. Minga, esta es la plaza nuestra, de la gente de bien”.

En mi edificio, en el límite entre Colegiales y Palermo Viejo, sólo se oyó, durante diez minutos, a un cacerolero solitario. Es difícil imaginar en qué pensaba. Me hubiera gustado creer que estaba protestando contra los garcas que provocaron que esa mañana, en el chino de enfrente, yo no haya podido comprar huevos ni carne ni yogur para darle a mi hijo, pero supuse que era al revés.

En TN, la cámara mostraba corridas frente al Cabildo y a la movilera de rulitos se le afinaba cada vez más la voz: “la gente que vino a manifestar pacíficamente se está desconcentrando por temor a los piqueteros que se acercan por avenida de Mayo”. Los manifestantes, efectivamente, se escapaban horrorizados: habían visto a unos tipos del conurbano transpirados y con banderas y se alejaban como si se los fueran a comer. Gritaban y corrían como si hubieran visto un monstruo.

A desalambrar

25 de marzo de 2008

La importancia del fútbol ...

(…) Según la teoría que había elaborado mientras aguardaba la sa­lida de los equipos, los hombres podían entretenerse con el fútbol en dos etapas de su vida: hasta los quince años y a partir de los treinta. En la etapa intermedia los intere­ses pasaban por otros lugares, y, lo que hasta la pubertad era una especie de militancia, en la adultez se con­vertía en un necesario pasatiempo (…)

(Fragmento del cuento "Los estantes vacíos", de mi libro del mismo nombre)


*

(…) Esta vez la ubicuidad del senador chocó con la vehemencia de Alvaro. Coincidieron en que después de los cuarenta en la vida de cualquier hombre casado el fútbol recuperaba la importancia que había tenido a los quince. Me atreví a intervenir: incluso después de los treinta tomaba esa importancia. Sonrieron boquiabiertos (…)


(Fragmento del cuento "Senador versus narrador", de Olivero Coelho, publicado en la revista Ñ del último sábado)

19 de marzo de 2008


18 de marzo de 2008

Recovecos

Mini reseña de Eugenia Zicavo, publicada en Hecho en Buenos Aires.

La urbe y sus suburbios. Los recovecos de la ciudad y sus personajes son la materia prima con que el joven escritor Ignacio Molina –nacido hace 30 años en Bahía Blanca– construye pequeños mundos privados, logrando una particular poética de lo cotidiano. Los estantes vacíos, compuesto por quince relatos, es su ópera primera en la que retrata pequeñas historias con la ciudad como eje, con protagonistas que descansan en pensiones de hotel y viajes ruteros que dejan como saldo el teléfono garabateado de una mujer. Vidas sencillas guiadas por la casualidad y la apatía, esperando una revelación a la vuelta de la esquina.

17 de marzo de 2008

Flormaleva

Flormaleva son Carlos Victorel (bajo), Catriel Vildósola (guitarra y voz) y Augusto Pepe (batería). En el post de abajo puse un video, en esta página se pueden escuchar más canciones, y en este fotolog citan un párrafo de Los estantes vacíos.

11 de marzo de 2008

Angustia

Lo mejor de haberme enganchado con Lost es que si me despierto angustiado en medio de la noche ya no lo hago pensando en los problemas cotidianos, en los planteos existenciales o en la mosca que no alcanza para nada: ahora me torturo pensando en el asesinato de Shannon, en los susurros que salen de la selva, en los hijos de puta que secuestraron a Walt . . .

10 de marzo de 2008

Corrupción en campeonato de ping-pong

Esta cámara oculta de “Unidad Funcional Investiga” documenta una de las tantas maniobras con que un comité organizador totalmente parcial hizo lo posible por robarle el campeonato de ping-pong de Chacarita a la pareja integrada por Loyds y por mí. En el video se ve cómo estos tres muñecos (Jaramillo, Erlan y Laje) intentan –en beneficio propio y a través de una asamblea ilegítima– organizar un cuadrangular final con sólo dos parejas, y cómo, al descubrir la filmación, alguien de su entorno intenta robarme la cámara.

7 de marzo de 2008

6 de marzo de 2008

HIJAS

(Publicado en la revista Noticias)


De entre todos los crímenes cometidos por la última dictadura militar, tal vez los que dejaron heridas más perdurables en la sociedad argentina sean los de las apropiaciones de bebés de desaparecidos por parte de miembros de las fuerzas represivas. En la lucha diaria que llevan adelante desde los comienzos de la democracia, las Abuelas de Plaza de Mayo han ayudado a que 88 niños y jóvenes recuperaran su verdadera identidad. Pero la realidad indica que ése, para las víctimas, es sólo el primer paso de un proceso mucho más complejo y doloroso. ¿Cómo reacciona alguien al enterarse de que en realidad no es quien cree que es, y cómo logra admitir que las personas que la criaron no sólo no son sus verdaderos padres sino que, muchas veces, son cómplices o responsables de la desaparición de aquellos? Dos posibles respuestas a esta pregunta se manifiestan en los casos de María Eugenia Sampallo Barragán y de Evelyn Vázquez, dos mujeres que nacieron treinta años atrás en campos clandestinos de detención y que tienen visiones diametralmente opuestas con respecto a las personas que intentaron criarlas como propias luego de cambiarles la identidad.

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María Eugenia Sampallo Barragán lleva ese apellido desde el 2001, cuando pudo conocer a su hermano y a sus abuelos biológicos. Hasta entonces, en su DNI figuraba el apellido de Osvaldo Arturo Rivas, el hombre que la había criado como propia junto a Cristina Gómez luego de recibirla, a mediados de 1978, de manos del oficial del ejército Enrique Berthier y el médico militar Julio César Cáceres Monier. Junto a su verdadero nombre, María Eugenia recuperó parte de su historia: hoy sabe que sus padres biológicos se llaman Mirta Mabel Barragán y Leonardo Sampallo y que militaban en el Partido Comunista Marxista Leninista. Ambos pasaron por los centros clandestinos de detención El Atlético y El Banco y continúan desaparecidos. Lo que aún no se pudo establecer es la fecha y el lugar exacto de su nacimiento: es probable que María Eugenia haya nacido en febrero de 1978 en el Hospital Militar.

Tres décadas más tarde, Sampallo Barragán se ha convertido en la primera nieta recuperada en iniciarle una causa judicial a sus apropiadores, con quienes había dejado de vivir en 1999: como integrante de la querella, ha pedido que se los condene a quince años de prisión. En el juicio, indiciado el 18 de febrero pasado, la testigo Olga Norma González, vecina del edificio donde María Eugenia pasó su infancia, dijo haber recibido la información de parte de Gómez de que la niña a la que criaba era hija de desaparecidos. También recordó haber escuchado los maltratos de los que era víctima: "Mocosa maleducada, tenías que ser hija de guerrilleros para ser tan rebelde", le gritó alguna vez a María Eugenia su madre adoptiva.

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Opuesto al de Sampallo Barragán es el caso de Evelyn Vázquez, una mujer que –según las pruebas que han presentado a la justicia los fiscales Luis Comparatore y Patricio Evers– nació en octubre de 1977 en la maternidad clandestina de la Escuela de Mecánica de la Armada y fue apropiada por el suboficial de la Armada Policarpio Vázquez y su esposa Ana María Ferra. Pese a que, en 1999, el mismo Vázquez admitió que no era su padre biológico, Evelyn se negó a hacerse el examen de ADN que confirmaría que es hija de Rubén Bauer y de Beatriz Pegoraro, dos militantes de la Juventud Universitaria Peronista que fueron secuestrados el 18 de junio de 1977. Pegoraro tenía 21 años y un embarazo de cinco meses cuando fue raptada en la estación de trenes de Constitución y recluida en la ESMA.


En el 2003 la Corte Suprema de Justicia avaló la negativa de Evelyn a someterse al examen. Sin embargo, en el 2006 la Cámara Federal porteña dictaminó que en el caso de que siguiera negándose a la extracción de sangre, la Justicia podría secuestrar elementos de uso personal con el fin de recabar material genético. Siguiendo ese veredicto, el pasado 14 de febrero, y bajo las órdenes de la jueza federal María Servini de Cubría, agentes de la Gendarmería allanaron el domicilio de Vázquez y secuestraron un cepillo de dientes, una pinza de depilar y un conjunto de ropa interior que Evelyn había utilizado poco antes en un gimnasio.

Si bien en los últimos años ha modificado la opinión negativa que –influida por su entorno–, tenía de su presunta familia biológica, Vázquez sigue defendiendo y "amando" a sus apropiadores. "No soy una nena caprichosa ni nadie me lavó el cerebro; busco algo que nos deje a todos seguir adelante con nuestras vidas", afirmó Evelyn antes del allanamiento, sin tomar consciencia, tal vez, de que la vida que lleva es muy diferente a la que alguna vez habrán imaginado sus legítimos padres.

"Con él no soportás"