2 de diciembre de 2005

Melpómene II

Más fragmentos del diario de Enrique Wernicke


Marzo 12 de 1957

En el boliche, en tanto Sarita comenzaba con sus "me" (me duele, me hace mal, me cuesta, etc.) yo pensaba con arrobamiento en esta maquinita. Y me decía: "no me mato mientras pueda escribir".


Mayo 5 de 1957

Hoy, Julio me trajo una carta de Victoria Ocampo. La Peti tenía razón. "La Ribera" conmueve a los oligarcones. Pero los oligarcones me conmueven a mí.


Junio 7 de 1957

Esta carrera de escritor . . . (a buena hora lo descubro) es muy ingrata. Cuando se la vive auténticamente, como yo la vivo, se tiene la sensación de estar tirando margaritas a los chanchos. No porque mis libros sean margaritas, pero sí el esfuerzo de escribirlos. Trabajo al cuete que sólo se cumple gracias a la vanidad o a la imperiosa picana de una vocación sin otro camino.
Me parece que he olvidado o no he comprendido nunca la significación de un libro. Porque todos los volúmenes que llenan mi biblioteca han cumplido una misión. Y entre ellos están los míos. No sé. Tal vez no se trate más que de un cansancio, años, decepciones, costumbres. Sería hora de que los libros me dieran una mano para ayudarme a vivir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

That's a great story. Waiting for more. » » »