Anoche, en la mesa, Melina me preguntó si estaba listo para ser padre.
-¿Para el parto o para lo demás?
-Para todo lo que va a ir desencadenándose –me dijo, y yo bajé el volumen del televisor.
Esta mañana fuimos a la clase de “cuidados al bebé durante el primer mes”. Era la segunda clase “para papis” a la que iba. En la primera, el miércoles, nos habían mostrado diapositivas: entre otras, la cabeza peluda de un bebé saliendo por la entrepierna rasurada de su madre. La mujer que daba el curso contó que, en los últimos veinte años, había disminuido a un tercio el porcentaje de padres que se desmayan durante los partos.
Hoy había unas veinte chicas en estado avanzado de embarazo. Casi todas estaban acompañadas por su novios o maridos, y antes de la teórica habían tenido una clase práctica en la que habían aprendido a pujar. Cuando llegué estaban descalzas y recostadas sobre sus colchonetas. Melina me pidió que me sentara a su lado, que prestara atención, y, cuando la clase terminó (se tocaron los temas “cómo bañar al bebé”, “cómo limpiar el cordón”, “cómo dar la teta”, “cómo cambiar los pañales”), volvió a hacerme, con un tono bastante más serio, la misma pregunta que ayer.
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4 comentarios:
Yo creo que si, que estas preparado! vas a ser un muy buen padre!
Saludos!
Majo.
se hace camino al andar?
como está faustito?
guaaaaauuuu... qué cagazo... pero qué maravilla, Molina.
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