4 de diciembre de 2006

Domingo

En la pileta del edificio, un matrimonio, nuevo en el consorcio, toma mate haciendo mucho ruido y tratándose de "mami" y de "papi". Tienen alrededor de cuarenta años cada uno y un hijo de cinco o seis. El nene juega a tirar bombitas de agua contra las lajas del suelo, hasta que otro propietario le informa a su madre que no puede tirar más porque se va a tapar el filtro de la pileta. Amparándose en el pago de expensas la mujer esboza una protesta, pero su marido la frena diciéndole que no vale la pena:

–Dejá, mami, no te gastés –le dice–, no te das cuenta que son ortivas, que son amargos . . . No dejan a los chicos disfrutar . . .

Yo salgo de la pileta chorreando agua, controlo que el bebé esté cubierto de sombras y me tiro al sol a seguir la discusión. Cerca del mediodía, cuando las demás familias se van, me siento a hojear el diario en la reposera. La pileta, me digo –como si estuviera analizando una noticia o una columna de opinión–, siempre es fuente de conflictos entre aquellos que, de una u otra manera, creen que les pertenece con exclusividad. Familias de clase media (profesionales, pequeños empresarios, comerciantes o empleados con sueldos bastante más altos que el mío) que hacen uso arbitrario de, en algunos casos, o cuidan con extremo celo, en otros, ese lujo clorizado y enlajado que, deben suponer muchos, les otorga algo más que alivio pasajero ante el calor de la ciudad.

A la noche me empiezan a arder los hombros. Sólo al sacarme la remera me doy cuenta de que tengo el pecho rojo. Por la televisión pasan las últimas imágenes del concierto de una orquesta sinfónica en el Monumento a los Españoles. Por la ventana puedo ver los fuegos artificiales en la pantalla reflejada por el vidrio, y, en simultáneo, esos mismos fuegos coloreando el horizonte.

4 comentarios:

Luciana Rezzónico dijo...

me encantó la imagen final de los fuegos artificiales aquí, allá y allí.
Beso

marcelo dijo...

Cada día más grande, Ignacio.

Saludos.

Unknown dijo...

a mí me gustó el mami y papi... mis tíos se trataban así... y me daba como asquito

Anónimo dijo...

Gracias Marcelo, Luciana y tucu-man.