Soñé que Calamaro iba a ver al Quinteto,
y nos contaba que escribiría una nota
para la versión chilena de la Rolling Stone.
Leíamos en un boliche enorme de Sarandí
un galpón con luces dicroicas en el techo.
“Pónganse las pilas, esto es zona sur”,
nos decían unos pibes sentados en el fondo
unos pibes disfrazados con camisetas de Arsenal.
Andrés me preguntaba, como si estuviera cantando,
qué libros estaba leyendo y si me gustaba Nirvana
mientras esperábamos congelados en la estación
a que se hicieran las cuatro para tomarnos el tren.
Funes y Oyola nos despedían abrazados en el andén
cantaban Last train to London en versión afro cubana,
Romero y Levín comían con las manos las sobras
del guiso de posguerra que habían cocinado
y con Gorostiza recitaban el cuentito
que yo, por un fulminante ataque de tos,
no había podido leer en el bar.
24 de septiembre de 2007
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2 comentarios:
muy bueno, molina! siga soñando que quién le dice... ;)
Hola Lunita.
Pero lo soñé literalmente eh, con los ojos cerrados, durmiendo, no del modo en que pudo soñar con ganarme el Loto o el Quini 6.
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