17 de octubre de 2007

El lunes a la noche, mientras yo hablaba por teléfono con mi mamá, mi abuela dejó de respirar. Dicen que ya tenía los ojos cerrados y que no sufrió en ese momento: sólo exhaló con fuerza por última vez, y se quedó quieta con un gesto de alivio. Ayer a la mañana, mientras entraba el cajón al cementerio, me acordé de la tarde de veinticinco años atrás en que caminamos de la mano por Plaza Francia, y de cómo ella se burlaba a su modo de los que iban a “gastar plata” a los restaurantes de la Recoleta, “al lado de los muertos”. Y también pensé que por suerte, hace algunas semanas, en la clínica, me animé a decirle “te quiero mucho” mientras aún estaba despierta.


(Ah, no es necesario que dejen comments, en serio)

6 comentarios:

Satamarina dijo...

no dejo comments entonces. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Lo que sea. Donde sea. Cuando sea.

Unknown dijo...

ya lo decía yo
si vas a comentar
no comentes

Rubia Lulú dijo...

No sé por qué eso último me sonó irónico.
En fin.
Besos y porongas.
Lulú.

Anónimo dijo...

Llegue hasta este blog de manera extra�a, y extra�amente le� esto.
Hoy subi unas lineas que hablaban de mi abuela, y me pareci� "muy casual" leer esto y conmoverme tanto.
Saludos cordiales.

Martín dijo...

Uf, especialmente lo último, uf