El lunes a la noche, mientras yo hablaba por teléfono con mi mamá, mi abuela dejó de respirar. Dicen que ya tenía los ojos cerrados y que no sufrió en ese momento: sólo exhaló con fuerza por última vez, y se quedó quieta con un gesto de alivio. Ayer a la mañana, mientras entraba el cajón al cementerio, me acordé de la tarde de veinticinco años atrás en que caminamos de la mano por Plaza Francia, y de cómo ella se burlaba a su modo de los que iban a “gastar plata” a los restaurantes de la Recoleta, “al lado de los muertos”. Y también pensé que por suerte, hace algunas semanas, en la clínica, me animé a decirle “te quiero mucho” mientras aún estaba despierta.
(Ah, no es necesario que dejen comments, en serio)
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6 comentarios:
no dejo comments entonces. Un abrazo.
Lo que sea. Donde sea. Cuando sea.
ya lo decía yo
si vas a comentar
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No sé por qué eso último me sonó irónico.
En fin.
Besos y porongas.
Lulú.
Llegue hasta este blog de manera extra�a, y extra�amente le� esto.
Hoy subi unas lineas que hablaban de mi abuela, y me pareci� "muy casual" leer esto y conmoverme tanto.
Saludos cordiales.
Uf, especialmente lo último, uf
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