21 de enero de 2008
Matadero
Es una especie de angustia momentánea, una sensación que hace arder el pecho y que entrecorta durante algunos segundos la respiración. Como la de esos vegetarianos que piensan que están salvando al mundo con su militancia pero que un domingo en un asado no pueden evitar clavarse una porción de vacío y que esa noche, tomando un té digestivo, atormentados por la culpa y sin poder dormir, se dan cuenta de que, hagan lo que hagan de sus vidas, las vacas seguirán yendo al matadero.
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3 comentarios:
no importa, molina.
si es tan así... para qué hacerse cargo?
je, yo soy ese vegetariano... Bueno, era...
uena ueena la comparancia
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