30 de enero de 2008

Yo opino

Me gustan mucho las notas y las entrevistas de María Moreno. Uno de los motivos por los que espero el Página/12 los domingos a la mañana, o pongo Ciudad Abierta cuando hago zapping, es por sus intervenciones. Pero a lo último que escribió para Radar no lo termino de entender. ¿No es un exceso basar una nota de miles de caracteres en la patética performance que brindó el aprendiz de Peter Malenchini en Confesionario? ¿No es darle una cabida desmedida a un hecho –y a un personaje– que no la merece? No puedo entender cómo se le sigue dando vueltas a un tema que es mucho menos complejo de lo que parece: un tipo que abusó de su sobrina y que además dio un espectáculo decadente sobre un escenario. No sé qué tipo de análisis serio puede merecer algo así. A lo mejor yo soy un pescado que no entiende nada de "arte" ("arte" en el sentido ampuloso en que los que todo el tiempo se auto proclaman artistas llaman a lo que hacen), pero me parece un despropósito. Aquella noche pasaron cosas realmente interesantes y conmovedoras, pero que en ningún lugar merecieron más de dos líneas.

Nota: antes de subir esto a blogger le mandé un mail con un texto parecido a M. M. y recibí una respuesta bastante aclaratoria, pero igual -como es un tema que va más allá de la nota en cuestión- no quería dejar de postearlo.

2 comentarios:

Diego dijo...

Coincido con vos.
Todo este episodio (con todo lo que hizo hablar y demás) debería ser analizado en su conjunto como un síntoma de lo que es el campo cultural argentino hoy. Si para algo queremos que terminen sirviendo esos miles de caracteres que ya se gastaron.


Saludos

. dijo...

Ignacio, coincido plenamente con vos. Yo soy un enamorado de las notas --siempre lúcidas y siempre pertienentes-- de María Moreno. La veradda, yo tampoco me explico a razón de qué esa larguísima nota, que además repite varios párrafos de una hermosa nota ublicada en El fin del sexo...
Sobre el mamarracho que es su objeto es inútil gastar palabra.
Abrazo