19 de febrero de 2008

19/2

Querido blog:

Ya volvimos de las vacaciones. Quince días en una casa alquilada a un precio relativamente bajo en Valeria del Mar. La pasamos bien. Ya te puse algunas fotos. La sensación de relatividad que entrega el mar es incomparable. Yo lo conocí de bastante grande, calculo que a los cinco o seis años. Nunca me voy a olvidar del momento en que vi por primera vez tanta agua junta. Con mi familia pasábamos todos los veranos en la casa de Sierra de la Ventana, desde finales de diciembre hasta el inicio de las clases. Una vez recibimos a unas parientes lejanas de Rosario que, a pesar de que eran bastante grandes (yo los veía viejas, pero capaz que tenían menos de veinte o veinticinco años), tampoco conocían el mar. A mi papá, entonces, se lo ocurrió hacer algo que nunca se le había ocurrido hacer con nosotros: una mañana nos subió al auto y viajamos con mi mamá, las rosarinas y una de mis hermanas a pasar el día a Monte Hermoso, el lugar en el que veranean la mayoría de los bahienses. Fuimos por el camino de tierra con canastas preparadas para el almuerzo. Me acuerdo de que al entrar a Monte me sorprendió ver tantas personas con ojotas caminando por la calle (la ojota era un calzado que no se usaba en mi familia), y que el mar se me apareció de repente: lo vi, inmenso y azul, a través del parabrisas del Peugeot al bajar por una avenida del centro.

1 comentario:

el espejo retrovisor dijo...

yo todavia no lo conozco, y siento que será increible el dia que meta las patas en el agua, intente saltar una ola...


pronto, pronto...eso esperoº




un gusto como siempre leerte.-










pajaro.que.da.cuerda