–¿Te cuento una? Esta mañana iba en el bondi, en uno de los modernos, en uno de esos asientos que están enfrentados con otros, y mientras miraba por la ventanilla entrelacé mis manos así: la palma de la derecha contra el reverso de la otra, y entrecrucé los dedos de las dos. El nene que iba sentado enfrente, tendría uno cinco o seis años, me miró y trató de imitarme: entrecruzó las manos de la misma manera, y se puso a mirar por la ventanilla, intentando poner la misma cara que yo.
-Ajá.
-¿Te gustó la historia?
-No.
-Bueno.
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1 comentario:
Si el objetivo era que salga publicada en el blog, alcanzó.
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