29 de febrero de 2008
El sistema
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El martes, después de una tormenta que duró toda la noche, las calles de Pacífico amanecieron inundadas. El colectivo que tomé para ir al trabajo casi se hunde debajo del puente. Cerré los ojos y quise pedir tres deseos, pero no pasó ningún tren. Al bajar frente a la biblioteca metí los pies en un charco. Tuve que escurrir las medias en el baño y poner las zapatillas al lado de una estufa.
Esa noche, durante el primer corte de un programa de preguntas y respuestas, vimos con Juliana un flash informativo sobre la inundación. El agua sucia llegaba hasta las luces de los semáforos y los coches flotaban a la deriva. Un hombre inflaba un bote, y una mujer, bastante enojada, decía que desde el año cincuenta nadie limpiaba el cauce del arroyo Maldonado.
En el siguiente bloque, cuando presentaron a una participante que vivía por Burzaco, Juliana empezó a hablarme de su familia. Su madre se llamaba Graciela y trabajaba como empleada doméstica desde muy joven. Carmen, su hermana mayor, era peluquera, había estado juntada dos veces y tenía tres hijos: Jonathan, Darío y Gisella. Su padre vivía con una familia paralela en González Catán, y Fernando, un hombre que fuera su novio durante mucho tiempo, había muerto dos años atrás en un accidente.
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(El relato completo, acá)
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