30 de septiembre de 2009

"El drama de Gondo y la memoria de Nacho"

Por Abel Escudero Zadrayec / Lanueva.com

Apenas se enteró hoy de que el ex basquetbolista Grant Gondrezick podría ir preso por fraude inmobiliario, vía el Twitter de lanueva.com, el escritor bahiense Ignacio Molina, hincha de Napostá y seguidor del albo en la Liga Nacional, se puso mal.

-¡¡Noo, Gondo!! Uno de los mejores extranjeros que jugó en Estudiantes... Y acusaba a los dirigentes de ladrones y borrachos... -tuiteó.

Nacho tiene una memoria impresionante. De hecho, recuerda de la primera a la última palabra que usó en las 188 páginas de su libro Los estantes vacíos: vos empezás a decir una frase cualquiera y el tipo continúa el párrafo como si nada. Y esto no me lo contaron: lo vi en la presentación que hizo el año pasado durante la primera
Feria de Editoriales Autogestionadas, en la Casa de la Cultura de la UNS. (Hay que creerle al maestro de ceremonias Funes Oliveira.)

Cuando Gondrezick vino a jugar en la temporada 1995-96 me tocó entrevistarlo varias veces. Una de ellas resultó emblemática por explosiva: soltó un montón de barbaridades porque estaba harto de que le debieran plata.

El 13 de abril de 1996 me abrió la puerta del departamento que le alquilaban: un dos ambientes lúgubre y de paredes descascaradas en la calle Fitz Roy al 500...


(sigue acá)

4 comentarios:

Diego dijo...

Que grosso el Gondo. Formó una dupla temible con el Manu, con clasificaciòn en la A-1 (que término histórico) aunque no me acuerdo si en su primera etapa o en la segunda.

Molina dijo...

Sí, grosso. La dupla con Ginóbili fue en la 97-98, y creo recordar que en el partido fundamental para la clasificación Gondo la rompió .
(que vuelva la A-1 y la A-2!)

diego dijo...

Mirá que buenos nombres hay acá. http://members.fortunecity.com/clubestudiantesbb/equipos_anteriores.htm

Anónimo dijo...

To be a adroit charitable being is to have a kind of openness to the world, an cleverness to guardianship unsure things beyond your own manage, that can govern you to be shattered in very exceptional circumstances for which you were not to blame. That says something remarkably important thither the prerequisite of the principled compulsion: that it is based on a conviction in the unpredictable and on a willingness to be exposed; it's based on being more like a shop than like a jewel, something kind of fragile, but whose extremely precise attraction is inseparable from that fragility.