6 de julio de 2010

Maradona


Una noche, a las tres de la madrugada, tras una pelea con mi mujer, salí a caminar y subí al primer colectivo que pasaba. Ni me fijé cuál era. Viajé solo en un asiento del fondo.

A la media hora bajé en un barrio de casas bajas, lindo pese a que esaba desierto y oscuro. Pasé por la estación vacía; era Devoto.

Planeé caminar hasta el amanecer. Di vueltas. Me di cuenta de que no tenía monedas para volver. Hasta que en una esquina vi a alguien conocido bajar de un auto.

Ese tipo también iba solo. Ya de espaldas me había resultado familiar. Cuando se dio vuelta tuve el impulso de saludarlo. El otro me respondió el saludo, sin inquietarse; era Maradona.

Volví a mi casa a las seis, con la ventanilla del bondi abierta.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Curiosidad...y las monedas??!.

Mariano Abrevaya Dios dijo...

Alto relato, amigo. De viajemos en subte a la China, claro.

Maradona es pueblo, por eso nos enternece, dentro y fuera de la cancha.

Fede dijo...

La vez que me lo crucé me quedé helado, el diego se me acercó y me dijo: ¡No pasa nada fiera!

Fede dijo...

La vez que me lo crucé me quedé helado, el diego se me acercó y me dijo: ¡No pasa nada fiera!