3 de agosto de 2011

Anoche soñé con Cirilo Tamayo

Anoche soñé con Cirilo Tamayo, el personaje de Señorita Maestra cuyo actor fue condenado ayer por un robo cometido en 2004. En el sueño los dos estábamos más viejos: Cirilo me visitaba junto a sus hijitos y a la ex guardia cárcel que ahora era su mujer en una casa de veraneo que yo alquilaba en pleno invierno en una zona muy ventosa y arenosa de Santa Clara del Mar. Cirilo usaba anteojos muy grandes, tenía la piel bastante pálida y ya casi no conservaba ninguno de los rulos que lo habían hecho famoso en su infancia. Mientras tomábamos mate él me habló de Jacinta Pichimahuida, del actor que hacía de portero en la tira, de los peligros de la fama y de la época en que se había volcado al delito y al alcohol. Después me decía, señalando a su señora y a sus nenes, que el amor lo había cambiado por completo. Cada vez que yo salía a la calle a despedir a los demás invitados que volvían a Buenos Aires, tenía la certeza de que Cirilo me estaba robando algo de la cocina. Hacia el final del sueño, mientras saludaba a su mujer y los nenes me distraían, me daba cuenta de que él intentaba cargar en el baúl del auto que había sido de mi papá, sin que yo lo viera, una bolsa de consorcio llena de platos, cubiertos, comida que había sacado de la heladera y hasta un mantel de hule floreado de la dueña de la casa. Yo me daba cuenta del robo pero no le decía anda. Enseguida él y su familia subieron al Peugeot blanco y yo los saludé con un brazo levantado hasta que vi cómo desparecían tras una nube de arena.

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