12 de julio de 2005

De balcones vecinos

Si Peter Handke (Griffen, Austria, 1942) hubiera tenido un blog en su juventud, podría haber posteado lo siguiente:

Qué hábiles parecen muchas mujeres en todas las circunstancias de la vida: por ejemplo, cuando cierran las persianas de noche, sólo se ven las puntas de los dedos: la palabra "burgués" es de hecho una denominación de lo asqueroso.

Llueve, y es como si las gotas fueran recogidas por todas partes en cubos de metal; la lluvia no cae sino que, por así decirlo, es arrojada, y recuerda de pronto a un lenguaje: el lenguaje de la lluvia.

La agente de policía, muy animada, mientras dirige el tránsito le tira besitos al bebé . . . y sin embargo, me parecería muy natural verla bien muerta en el próximo instante.

Un hombre marchaba rumbo a una puerta, con el brazo extendido preparado para el saludo fascista; apoyó el brazo en el marco, se quedó parado y todo perdió enseguida su significado y se volvió pacífico.

El saquito de té de manzanilla abierto en la basura y en el mismo momento la imagen de los estómagos abiertos de las gallinas, repletos de granos de maíz.