4 de agosto de 2008

Acá, en un locutorio de San Telmo, en Defensa a dos cuadras del bajo, hago tiempo hasta las cinco para volver a la editorial. En la máquina de al lado se sienta una mujer enorme. Unos cuarenta años, calculo por el espejo que cubre la pared. Esucha la radio muy fuerte. La música sale de los auriculares como si saliera de un parlante. Por las canciones y las voces de las locutoras: FM Hit o alguna de esas. Mañana cumplo años. 32. El almanaque ya se zarpa. La vida dura medio segundo. Lo tenés ahí, lo querés fijar pero ya se escapó. Todo queda viejo. La mina de al lado le pega al teclado como si lo quisiera romper. Recibo, en el gmail, un anuncio de la suspensión de lo de esta noche. "No hay quorum propio." Cuando lo haya, entonces, voy a ser un año más viejo. Que me regalen volver a nacer, tener todo el tiempo tiempo adelante. Estar en las chinelas de un nene de un año. Tener un padre flaco y alto que se preocupe por mí. Que se canse de bajar a buscar chupetes a la vereda. Que se meta en mi cama a la noche cuando me pongo a llorar. Escribo acá lo que no escribiría en mi casa, como si el estar escondido en este rincón significara también que los lectores son otros. La mina de al lado se levanta. Por unos segundos deja una estela de perfume en el aire. Por la radio llegué a escuchar el parte del clima. La locutora dijo que hacían 12 grados y 93% de humedad. Nada más que 12 grados. No es tanto. Pero a mí se me hace el día más frío del siglo.

2 comentarios:

Julia dijo...

Me gusta mucho esto, Molina, la velocidad que tiene el pensamiento, y el sentirte libre de expresarlo por estar fuera de casa.

No es nada 32, yo tengo 30 y está todo bien. Dale!

Olga Eter dijo...

No sé si fue por el lugar donde lo escribiste, pero este post me encantó.
Será que en lugar del padre, el escritor, el filoká, encontré a alguien desamparado. Vencido, como todos, por el conchudo tiempo.
Igual, a vos seguramente las cosas hacen que se te pase más rápido.
Yo no tengo una infancia que anhelar (ni una operación de huevo que recordar, porque la zafé, aunque el derecho sigue jugando al subibaja), ni tengo una esperanza que me sostenga.
Ni siquiera te voy a decir que vayas más a seguido a ese ciber.

PD: No sabés el ofri que va a hacer el día que comience con “C” la respuesta a “¿Cuántos años tiene?”.