18 de julio de 2011

Salí en el Crónica y no fue por un drama pasional


El siguiente es el crudo de la entrevista que me hizo Valeria Tentoni para armar la nota en el diario Crónica de Bahía Blanca que se ve en el recorte:

¿Cómo empezaste a vivir la literatura en Bahía Blanca cuando eras chico? ¿Cuáles fueron tus primeras lecturas?
En mi casa no se había demasiados libros. Empecé a leer en la adolescencia, y mis ganas de expresarme de alguna manera me empujaron a la escritura. Hubiera preferido ser músico de rock, pero tuve que conformarme con algo mucho menos glamouroso como la literatura.

¿Qué cambios se han operado en tus libros desde Los estantes vacíos en adelante? ¿Cómo se inscribe tu último libro, editado por 17grises, en esta línea de orden, o de desorden?
Con matices, Los estantes vacíos y Los modos de ganarse la vida podrían ser parte de un mismo proyecto estilístico. En los márgenes es diferente. Muchos de sus textos fueron escritos para ser publicados en blogs. Tal vez el hecho de no ser pensados como literatura con mayúsculas (algo que nunca debería hacerse) haga que se lean de otra manera. Un amigo me dijo que si yo fuera una banda, En los márgenes sería como un disco de rarezas dentro de mi obra. Me gustó eso.

De tu literatura se predica cierto intimismo y cierta presencia del Yo. Tu último trabajo, inclusive, iba a llevar un título alusivo a esta cuestión. ¿Qué podés decir de ese modo de escritura?
Este libro iba a llamarse Literatura del yo. Pero acá ese yo es más explícito porque son textos con contenido autorreferencial. Aunque el nombre del narrador es el de mi alter ego, Octavio Medina, lo autobiográfico es evidente. En los otros libros me cuesta un poco más percibir ese intimismo. Sí puedo decir que los míos no son relatos que cuenten grandes historia sino que se centran en la cotidianidad de personajes que tal vez no merecerían estar en ningún libro. Tal vez ese intimismo que se predica tenga que ver con eso.

¿Qué es ser escritor para vos?
Supongo que algo diferente a lo que la mayoría de la gente entiende por escritor. Creo que un escritor de ficciones no es tan importante ni merece tanta atención. Pero la trampa que se le hace a la sociedad con esa palabra es interesante: uno puede dedicarse a jugar con las palabras y las invenciones como si fuera un nene, y que ese juego esté avalado por el prestigio que destila la palabra escritor.

Escribiste una serie de "poemas kirchneristas". ¿Qué función política cumple la literatura, para vos?
Escribí un texto sobre los motivos por los que soy kirchnerista, que algunos leen como un poema. Después tengo poemas donde hago referencia a medidas representativas de este gobierno, como la asignación universal por hijo y el fútbol para todos. En esos casos, esas referencias están relacionadas con emociones personales. Más allá del alcance concreto y general de las medidas políticas, para cada persona esas medidas pueden tener diferentes significados simbólicos asociados a su historia personal. La fusión entre ambas cosas es lo interesante en esos poemas. Por otro lado, creo que todas las formas de relación y comunicación entre las personas son artefactos políticos, y la literatura es una de ellas.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Estoy terminando de escribir un nuevo libro de poemas, que por ahora se llama Los domingos felices. Y también estoy promediando la escritura de una novela, cuyos archivos de word se titulan Los puentes magnéticos.


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