19 de septiembre de 2005

El pretexto es la receta

Hasta el miércoles pasado yo no sabía hacer revuelto Gramajo. Conocía sus ingredientes, pero, por saltearme un paso de la preparación, siempre me salía aceitoso.

El martes a la noche fui a una de las reuniones del grupo Alejandría. En la puerta saludé a L, y al entrar nos enteramos de que Juan Martini, el invitado famoso, faltaría a la cita. Antes de que llegara V escuchamos leer a Natalix, y después seguimos con más o menos atención a los demás lectores.

Algunas de las frases que recuerdo –y que puedo publicar en este medio– dichas durante los intervalos, son las siguientes:

–Muy bueno tu último post.
–El blog me da mucha potencia.
–¿Y de qué vive Piro?
–Que no sea necesario que lo sepa, no significa que no sea lógico.
–¿Martini es el que se tiñe el pelo?
–Me pareció muy moralista ese cuento.
–Buen ceviche se come en el de Echeverría y Montañeses.
–Vamos a otro más barata.
–A mí me gustaba; es pura potencia.


Después de pagar las cervezas, salimos en busca de algún bar más económico. Caminamos hasta Corrientes, pasamos por una librería de saldos –la única abierta a esa hora de la noche– y, como V me debía tres pesos, le propuse saldar la deuda con alguna compra. En las mesas de adelante no vimos nada bueno, y fuimos esperanzados a las estanterías del fondo. Después de un rato de mirar y comentar libros, volvimos a la calle, caminamos hasta Callao y entramos a La Academia.

Algunas de las frases que recuerdo, entre la salida del primer bar y la entrada al segundo, son las siguientes:

–¿Cuál es el verdadero clásico?
–Esa pizzería es muy buena: pura potencia.
–Una vez tuvimos que irnos de Guerrin; estuvimos media hora y no nos atendieron.
–¿Pondrías un link al blog de Link?
–Medina, tu ídolo de la adolescencia.
–Grosso, estos cuentos de Esther Cross.
–Esta novela del Turco Asís me dio mucha potencia.
–Jamás lo leería; es como leer a Pacho O´donell.
–Gustavo Ferreyra es muy buen escritor.
–Si lo hubieras dicho vos, todavía te estaría cargando.

De la librería nos fuimos con las manos vacías. Según L, era más fácil elegir una cerveza que un libro de ahí. El que decía "potencia" cada veinte palabras era V. Al notar mi asombro ante ese término acuñado a mis espaldas, L advirtió: "cuidado con los celos de Molina".

Sentado a una mesa de La Academia, un viejo muy flaco tomaba café con leche y medialunas y leía, ayudado con una lupa, un diario del día siguiente. Antes de que V lo dijera por mí, aventuré: "ahí estoy yo en cuarenta años".

Tarde, cuando ya habíamos consumido varias de tres cuartos, nos enteramos de que el precio de la cerveza no era mucho más barata que en el bar anterior. Después de salir a la calle, de despedir a V y de caminar hasta la parada de Marcelo T. de Alvear, nos enteramos, al sacar el boleto de la máquina, que eran las cuatro y media de la mañana. Minutos atrás, mientras esperábamos al 39, habíamos calculado que no serían más de las dos.

Algunas frases en el bar y en la caminata:

–No estoy de acuerdo con esto: los escritores bilardistas trabajan en las pelotas paradas, los menottistas se emborrachan, conocen a mujeres temibles y luego escriben en servilletas obras geniales.
–¿Bilardista serían Guillermo Martínez y Martín Kohan?
–¿Quién sería el Bambino Veira? Mmhhh, hay varios.
–El bar de enfrente me da mucha potencia.
–Osvaldo Soriano es bilardista por un lado y menottista por el otro.
–Antonio dal Masetto es Angel Tulio Zof.
–Esther Cross, a la mandíbula.
–De ahí no saco nada de literario.
–Me acusaba como si yo fuera Tabarovsky.
–En ese edificio viven los Jóvenes Pordioseros.
–Pero ustedes ganan cuatro cifras.
–Mañana no te levantas con potencia.



El miércoles al mediadía, mientras volvía a padecer, luego de mucho tiempo, una leve resaca, me acordé de los comentarios sobre Juan Forn (se lo había comparado con Roberto Perfumo, "analiza todo pero nunca trabaja" y, junto a Saccomanno, con la dupla Sánchez-Hrabina) y busqué sus libros en mi biblioteca. Separé Nadar de noche, y de Corazones cautivos más arriba (una novela muy buena, publicada en 1987, protagonizada por un pre-adolescente de clase alta y narrada en segunda persona) releí las páginas que me enseñaron a hacer el revuelto Gramajo:

–¿Sabés pelar papas?
Volvés a encogerte de hombros.
–Qué es la mensturación –decís.
De una bolsa de arpillera que hay al lado del armario Galo saca, de a una, seis papas. Después abre uno de los cajones del armario, encuentra un pelapapas, te agarra de los hombros y te sienta frente a la mesa.
–Empezá. Y no ensucies mucho, que después Amelia se enfurece.
Mientras pelás, él saca una sartén, le pone un poco de aceite, la deja sobre una de las hornallas de la cocina a gas que hay en un rincón y vuelve a abrir la heladera. (…) Con un paquete de jamón cocido en una mano y cartón de huevos en la otra se sienta a tu lado.
–Vos y yo vamos a comer un espléndido revuelto Gramajo. Los demás, que se arreglen.
Sentís que la boca se te abre en una sonrisa. Ya no te preocupa tanto lo que le pase a Aurora (…)
–Nunca oíste hablar de los "asuntos femeninos" –pregunta al rato.
(…)
–Una vez al mes, las mujeres se deprimen y andan con un humor de perros. ¿Y todo por qué? Porque les sale un poco de sangre. Corta más finos los pedazos. (…) Por el lugar que los médicos llaman vagina. La concha, para nosotros.
(…)
–Ponelo al mínimo.
(…)
En cuanto oye crepitar el aceite te hace a un lado y va dejando caer las papas cortadas en la sartén. –Fijate si hay papel madera en algún cajón de ese ropero. Ponelo encima de una fuente y traémelo.
Las papas fritas están hechas en un santiamén. Galo pone la sartén en la pileta, la enjuaga y te pide manteca. Echa los huevos batidos en la sartén y, encima, va dejando caer el jamón cortado en pedazos y las papas fritas.
–Sal –casi grita.
–¿Gruesa?
Te mira como si lo hubieras insultado.
–Y pimienta. Y un poco de salsa Perry.
Cuando volvés con los tres frascos él ya ha vaciado la sartén en dos platos. Te pide que traiga vino y vasos, y se dedica a condimentar tu plato
(…)
–No te podés quejar, ¿eh? Por el mismo precio aprendiste cómo preparar un revuelto Gramajo poco ortodoxo y cómo se reproduce la especie. Incluyendo una explicación pormenorizada del escandaloso y tan temido coito.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Este post me da mucha potencia!

Creo que te faltó aclarar que todas las cervezas para L. eran "la última".

Levín dijo...

No te dejes engañar, Molina, a ese gramajo le faltan las arvejas.
Al respecto de lo otro: muy ajustada la crónica; me sorprende que mi memoria hizo el mismo recorte-
Lo que me hace pensar: el alcohol produce un efecto de desmemoria; tal vez el estado de borrachera hace que uno no registre cosas en el momento en que suceden, tal vez la resaca las borra a posteriori del relato. Entonces, habiendo estado los tres (M. V. y L) en estado de embriaguez, es posible, según los recortes de la resaca, que haya un par de cosas que ninguno recuerda. Como si o hubieran existido. Eso me genera una angustia cósmica, que por lo general me lleva a seguir bebiendo en la jornada siguiente.

Levín dijo...

No te dejes engañar, Molina, a ese gramajo le faltan las arvejas.
Al respecto de lo otro: muy ajustada la crónica; me sorprende que mi memoria hizo el mismo recorte-
Lo que me hace pensar: el alcohol produce un efecto de desmemoria; tal vez el estado de borrachera hace que uno no registre cosas en el momento en que suceden, tal vez la resaca las borra a posteriori del relato. Entonces, habiendo estado los tres (M. V. y L) en estado de embriaguez, es posible, según los recortes de la resaca, que haya un par de cosas que ninguno recuerda. Como si o hubieran existido. Eso me genera una angustia cósmica, que por lo general me lleva a seguir bebiendo en la jornada siguiente.

Levín dijo...

No te dejes engañar, Molina, a ese gramajo le faltan las arvejas.
Al respecto de lo otro: muy ajustada la crónica; me sorprende que mi memoria hizo el mismo recorte-
Lo que me hace pensar: el alcohol produce un efecto de desmemoria; tal vez el estado de borrachera hace que uno no registre cosas en el momento en que suceden, tal vez la resaca las borra a posteriori del relato. Entonces, habiendo estado los tres (M. V. y L) en estado de embriaguez, es posible, según los recortes de la resaca, que haya un par de cosas que ninguno recuerda. Como si o hubieran existido. Eso me genera una angustia cósmica, que por lo general me lleva a seguir bebiendo en la jornada siguiente.

Levín dijo...

Sí. Es la resaca la que me hace apretar tres veces el mismo botoncito.

Anónimo dijo...

Piro vive de sus mujeres, cada cual colabora dia a di. Despues se pone un blog. Todos contentos.

Anónimo dijo...

Una pequeña acotación. Me quedé pensando en que Andrés Rivera es el Carlos Timoteo Griguol de la literatura...

"Vos vas a salir campeón de la c... de tu hermana"

marina k dijo...

me gustó mucho este post. me gusta también, y aunque yo no estuve en este encuentro, que haya en estos días y en este aire varias ocasiones para encontrarnos entre los que nos leemos en un sano face to face

Auoda dijo...

Se pasa el sujeto de la "potencia".
Muy buen texto, Molina.

Daniel C. dijo...

Atención con el individuo de la potencia: está tomando Viagra a escondidas.

Anónimo dijo...

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