11 de octubre de 2006

Liga

El domingo fui a ver la vuelta de un equipo bahiense a la Liga Nacional de básquet. El partido era contra Obras Sanitarias pero se jugó en La Boca. En la playa de estacionamiento de la Bombonerita, junto a sus autos último modelo, estaban los jefes de la 12. El resto de la barra brava iba volviendo de la cancha de River en colectivos 29 alquilados.

En la tribuna despoblada del mini-estadio vi a Federico, un ex compañero de la primaria y parte de la secundaria. Juntos habíamos ido a ver todos los partidos de los playoffs de la
temporada 90-91 jugados en Bahía. Recién a los cinco minutos del primer cuarto pude decirle algo así como ''tengo un hijo recién nacido''. Hasta entonces no había encontrado el tono para hacerlo. Cuando él me preguntó dónde trabajaba o a qué me dedicaba, también me costó encontrar el tono para decirle, entre otras cosas, ''a la literatura''.
–¿A la legislatura? –me preguntó.

Una de las últimas veces que nos habíamos visto fue el 21 de noviembre de 1997. Recuerdo la fecha porque a la semana siguiente yo daría Inglés previa, la última materia que me quedaba para terminar el colegio. Esa noche también nos encontramos en un Obras – Estudiantes, aunque esa vez en la cancha de Núñez. El estaba con otros pibes de Bahía. Al plantel de esa temporada lo integraba Juan Vigna, un chico que había ido con nosotros a la escuela y que, como fanático de Olimpo, jugaba con un pantaloncito aurinegro debajo del blanco.

Después de recibir la charla técnica post-derrota en un hotel del Centro, algunos jugadores salieron con nosotros a dar vueltas en auto por la ciudad. Además de Vigna, estaban Juan Iglesias, un base de Puerto Madryn, y Manu Ginóbili, un pibe que andaba cada vez mejor y contra el cual yo había jugado años antes en diferentes
Napostá – Bahiense del Norte. Esa noche él había querido ponerse el equipo al hombro en el último cuarto, pero ni sus penetraciones ni sus triples alcanzaron para ganar.

Hicimos la cola en un boliche de la Costanera, pero, como los deportistas estaban en bermudas y zapatillas, en la puerta nos impidieron el paso. Yo caminaba siempre cerca de ellos porque me gusta estar al lado de gente que me supera en altura, cosa que es más difícil que pase en mi vida cotidiana. Después de dar más vueltas caímos en un bar de la placita Serrano. Mientras tomábamos cerveza y jugábamos al pool en parejas, Manu intentó explicarme el uso de unos verbos en inglés que yo no entendía.

El domingo pasado, Estudiantes
perdió por siete puntos en un final bastante cerrado. El 25 de noviembre de 1997 me recibí de bachiller.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Ignacio, que tiempos aquellos. No me acuerdo de la vez esa del pool, ni del partido que decis, pero I remember otro dìa que estabamos con Vigna, Pepe, vos y otros mas y jugabamos a ver quien penetraba mas en el cuadrado.

Me entere que fuiste papà. Te mando un saludo muy grande para vos y para los tuyos. Y segui con eso de la escritura que vas bien.

Manu

Anónimo dijo...

Gracias, Manu.

Qué alegría leerte (el ovni me informó que había un lector del blog en Texas, pero no imaginé que fueras vos).

Qué lindo que menciones a Mígue: Vigna, Pepe, vos y yo: qué media cancha!! Pero no entiendo qué quisiste decir con "penetraba más en el cuadrado"; el espanglish te está matando, Narigón!

Ahí te mandé por mail unas fotos del Chuchu. Si para Navidad coincidimos en Bahía, te pego un tubazo para que lo conozcas.

Gran abrazo.
Nacho.